IGLESIA DE SANTA MARGARITA

 

La Iglesia de Santa Margarita está a poniente de la colina empuritana, rozando las tierras húmedas. En este lugar, hoy se conservan los restos de una iglesia prerománica, que según documentación, fue sufragánea de la parroquial de Sant Martí d'Empúries y estuvo abierta al culto hasta el siglo XVIII. Este edificio, pero, se construyó encima de unos restos, mucho más extensos y antiguos, que podrían pertenecer a una gran vila suburbana, a un monasterio o a un complejo episcopal.

De estos restos anteriores se conocía un baptisterio y los últimos trabajos de excavación han permitido determinar hasta tres fases de reformas, según las cuales la piscina original fue reducida y posteriormente reconvertida para bautizar según el ritual de la ablución.

Cerca de esta estructura, hoy, gracias a las últimas excavaciones en 2003, sabemos que se depositó una tumba privilegiada en un sarcófago monolítico, con cubierta de doble vertiente y rematado con seis acroterios. Encima de la cubierta, sobre una preparación d'opus signinum, se colocó una lauda sepulcral hecha con pequeñas piezas cúbicas de mármol de diversos colores. La composición de esta lauda sigue los modelos cristianos norafricanos, lo que permite proponer una datación al primer cuarto del siglo V. Esta lauda está formada por un rectángulo central, volteado de cenefas, en cuyo interior había una inscripción en tres líneas que contenía el nombre del difunto y su cargo, seguido de una fórmula funeraria.

La transcripción del texto sería la següente:

(.....................................................PV)S QUIESCET

GAVDET SPIRITVS QVE IN CRISTO LETA

TVR·PLVS MINVS VIXIT ANIS LX
 

“(............................) obispo (?), (aquí) descansa.

Goza el espíritu que se alegra en Cristo.

Vivió más o menos sesenta años”.

 

 Desgraciadamente, el nombre y el cargo del personaje masculino enterrado se estropeó  posteriormente cuando fue necesario perforar el pavimento para disponer de otras tumbas privilegiadas. Está claro que el espacio sobrante se reservó como lugar para seguir enterrando personajes principales, al lado y al amparo del primero, que durante un largo período fue el único.

Por su disposición, este epitafio se podía leer por los que accedían al baptisterio, desde el norte, donde habría el acceso principal, probablemente, desde la basílica. La existencia de un enorme complejo estructural en la zona de Santa Margarita es innegable. Una foto aérea nos permitió detectar diversas estructuras arqueológicas en el subsuelo. Pero, de momento, sólo conocemos una mínima parte. Si el hallazgo de esta tumba pudiérase complementar con unos edificios que se identificaran como sede episcopal, podríemos pensar que nos hallamos delante de la tumba de un obispo empuritano de nombre desconocido, anterior al primero, -Paulus-, tal y como recogen los cánones conciliares de los años 516 y 517.

A pesar de todo, el debate está abierto hasta que otras pruebas más concluyentes permitan identificar con total seguridad el emplazamiento de la sede episcopal empuritana.

 

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