EL NUDO EN LA SÁBANA

 

En una junta de padres y madres de familia de una escuela, la directora ponderaba el apoyo que los padres deben dar a los hijos. Pedía que estuvieran el máximo de tiempo posible con sus hijos. Entendía que, aunque la mayoría de los padres fuesen trabajadores, deberían encontrar tiempo y, cuanto más mejor, para dedicar y atenderlos.

La directora se sorprendió cuando uno de los padres se levantó y explicó, de forma muy humilde, que él no tenía tiempo de hablar con su hijo durante la semana.

Cuando salía para ir a trabajar era muy de mañana y su hijo todavía estaba durmiendo. Cuando volvía del trabajo era muy tarde y el niño ya no estaba despierto. Explicó, además, que tenía que trabajar de esta manera para poder mantener la familia.

Dijo también que no tener tiempo para su hijo le angustiaba mucho y, intentaba rehacerlo, yendo a hacerle un beso todas las noches cuando llegaba a casa y, para que su hijo supiera que él había ido, hacía "un nudo en la punta de la sábana". Esto sucedía todas las noches cuando iba a darle un beso.

Cuando el hijo se despertaba y veía el nudo, sabía, a través de él, que su padre había estado allí y le había dado un beso. El nudo era el medio más y más tierno de comunicación entre ellos.

La directora se emocionó con aquella singular historia y se sorprendió aún más cuando constató que el hijo de ese padre, era uno de los mejores alumnos de la escuela.

 

(Del suplemento parroquial Carme / Mercadal Girona - 05/08/18)