MÁS ALLÁ DEL DINERO

Se cuenta una bonita historia de una familia pobre que tenía la facultad de tomar las cosas por su lado mejor. Una mujer rica se interesó por ayudarlos. Un día la visitó un vecino de la familia y le dijo que la estaban engatusando. Los niños de aquella familia siempre comen cosas deliciosas, lujos que ni yo puedo permitirme -dijo el vecino.

La mujer rica fue a visitar esta familia al mediodía. Estaba parada la lado de la puerta, a punto de llamar, cuando sintió que una de las pequeñitas a otra:

-¿Comerás asado hoy?

-No, comeré pollo relleno -respondió la otra niña.

Al oír esto, la mujer llamó a la puerta y entró inmediatamente.

Vio a las dos pequeñas sentada en la mesa, donde había unas pocas rebanadas de pan seco, dos patatas frías, una jarra de agua y nada más.

A sus preguntas contestaron que imaginaban que su pobre comida era toda clase de comidas y el juego hacía que la comida les pareciera una auténtica fiesta. Usted no sabe lo delicioso que es el pan cuando se dice “torta de mil frutas”.

-Pero es mucho más bueno si lo llamas “helado de crema” -dijo la otra niña.

La señora rica se marchó de allí con una nueva idea de lo que significa estar contento. Descubrió que la felicidad no está en las cosas, sino en los pensamientos.

Acababa de aprender lo que Salomón había dicho tanto tiempo antes, que “el ánimo del hombre lo sostiene en su enfermedad; pero cuando pierde el ánimo, quien lo levantará”?.

 

Del "Suplemento Parroquial Carme / Mercadal",Girona, 26/08/2018