TRANSFORMADOS POR EL ESPÍRITU

 

El bautismo de Jesús nos quiere hacer revivir dos hechos esenciales en la vida de todo cristiano: su bautismo y nuestro, por el que hemos sido hechos y amasados hijos amados del Padre.

Al bautismo de Jesús, el cielo se abrió, se oyó la voz del Padre y el Espíritu que bajaba encima de Él en forma de paloma.

Por nuestro bautismo hemos sido revestidos de Jesucristo. Somos personas nuevas.

Por lo tanto, debemos ser portadores de paz, de justicia y de amor en este mundo nuestro faltado los principios esenciales para una buena convivencia de respeto, de acogida y de caridad.

Un bautizado es un "iluminado" con la luz de Cristo. El bautismo nos obliga, sobre todo, a ser hombres y mujeres de verdad, en medio de un mundo de grandes mentiras, y de fidelidad, tanto en las cosas pequeñas como en las grandes responsabilidades.


Joan Güell, en "La Hoja Parroquial", Diócesis de Girona, 13/01/19