María,
hoy tengo ganas de repetirte
las palabras de tu prima Isabel:
"Feliz tú que has creído!"
Y aún quisiera añadir:
"Felices los que te tenemos como madre!"
Has acogido Jesús en tu casa,
lo has dado al mundo y le has apoyado
en la realización de su misión.
Por ti, Jesús se ha convertido hermano nuestro,
y, en el y por el, nosotros somos
hijas e hijos queridos de Dios.
El nos ha hecho conocer la Buena Nueva
del amor del Padre y de la vida eterna.
Gracias a tu sí, ahora todos nosotros
nos podemos acercar a Dios
y, con Jesús, le podemos decir: Padre nuestro!
Somos de la familia y tú eres la madre.
¡Gracias porque has creído, María!