María, fuente de esperanza, ayúdanos a que no falle nuestro compromiso de ser constructores de la paz, sembradores de fidelidad y portadores de amor.

María, madre nuestra, en estos tiempos difíciles en que vivimos, suscitad más en nosotros la esperanza.

"Esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva (2 P 3,13)". La victoria de Cristo resucitado ya actúa y entre nosotros vive.

El mismo Cristo viene a nuestro encuentro en cada persona y en cada evento. No nos damos cuenta? "El mundo presente pasará y comenzará un cielo nuevo y una tierra nueva", como nos hace mención el apóstol Pedro.

María, fuente de esperanza, ruega por nosotros, tus hijos.

Que así sea!