Jesús ha venido ha perdonar a los pecadores. A salvar, no a castigar. Jesús, como el Padre del hijo pródigo, perdona: "Yo tampoco te condeno".
Nosotros, durante la cuaresma, nos acercamos a él, nos reconocemos pecadores y sentimos desde su corazón bondadoso: "Ve, y en adelante no peques más".
Aprendamos, de su corazón misericordioso, a perdonar aquellas personas que nos han herido, que nos cuesta aceptar porque son muy diferentes a nosotros. A todas ellas: sabemos tratarlos con amabilidad, como Jesús, o nos parecemos a los intransigentes "justos" que están dispuestos a lanzarles piedras sin compasión?
Jesús también nos dice: El que esté sin pecado, que tire la primera piedra”
Jesús M. Vergara, en "La Hoja Parroquial", de la Diócesis de Girona, 07/04/2019