FESTIVIDAD DE LA PURÍSIMA

 

Estamos en tiempo de Adviento, tiempo de preparación para la gran fiesta de Navidad. No obstante, la Iglesia pone en nuestra consideración, el día 8 de diciembre de cada año, la fiesta de la Inmaculada Concepción, el misterio segun el cual la Virgen María, Madre de Jesús, fue concebida libre de pecado original.

Esta es una de las fiestas más hermosas y simpáticas de todo el año litúrgico.

Nueve meses más tarde, el 8 de septiembre, día de la natividad de la Virgen María, se celebrará el nacimiento.

Probablemente que, más de una vez, nos habremos preguntado: en qué consiste este privilegio que celebramos hoy? La respuesta puede ser, con las mismas palabras que dijo el papa Pío IX al declarar como dogma de fe la Inmaculada Concepción: " La bienaventurada Madre de Dios, desde el primer instante de su concepción, por una gracia y un favor singular de Dios todopoderoso, en virtud de los méritos de Jesucristo, Salvador del linaje humano, fue preservada intacta de toda mácula de pecado original " (E.C, nº491).

 

QUE TENGAMOS UNA BUENA FIESTA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN !

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Este misterio tuvo intelectuales partidarios y detractores de la fiesta, en el siglo XIV, con el objectivo de aclarar los términos y el sentido del concepto. La Corona Catalano-Aragonesa fue partidaria desde el principio gracias a los escritos favorables de Ramon Llull, Eiximenis y Bernat Metge. En Barcelona la primera referencia escrita que se tiene es del año 1281, cuando se aprueba celebrar una fiesta en honor a la Inmaculada. A partir del siglo XIV los monarcas catalanes incluso ordenaban a tota la jerarquía eclesiástica, a veces bajo amenaza de prisión, la obligatoriedad de celebrar a perpetuidad esta fiesta anual en sus diócesis.     

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